lunes, 20 de enero de 2014
Who dares wins
Supongo que de hostias se aprende. De hostias cambias. De darlo todo a dar tan solo lo que crees que es necesario, de darlo todo y dolerte a dolerte y saber cuando parar, a saber cuando arriesgar, cuando no, cuando decir "hasta aquí", hasta aquí llega mi amor por ti y mi espera, hasta aquí me he llegado a consumir por ti, aunque, parece que nunca es tarde para sorprenderte de lo que puedes llegar a aguantar; "el amor puede más que tú", y parece que es cierto, no paro de arriesgarme, porque sé qué quiero, aunque tú no, tú no te atreves a arriesgar, a intentarlo, porque ni siquiera sabes lo que quieres, y quizás por no saberlo a tiempo llegues a perderlo algún día. El amor es eso, arriesgar, tontería tras tontería, paso tras paso, dolor tras dolor, pero sonrisa tras sonrisa. Quizás lo que te da realmente te da miedo se cumpla por tu cobardía, por tu indiferencia, por tu gran y gran gilipollez. Que no sabes lo que ganas, pero tampoco lo que pierdes. No tienes ni idea de que con dolor me pierdes poco a poco. De que además de impaciente soy ilusa. Y que las ilusiones se esfuman, se van, que las ilusiones y el amor no son para siempre, y tú lo sabes. Que no me conoces pero me vas conociendo, y si llegas a saber cómo soy, sabrás que si me haces daño pierdes. Y lo estás haciendo. El caso es arriesgar, porque quien no arriesga no gana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario