sábado, 31 de octubre de 2015

Anulada

A veces me pregunto si tengo que ceder, si tengo que aguantar ciertas cosas que otro no aguantaría, si tengo que luchar por estar con alguien que no confía en mí o no me deja hablar con cualquier persona, o me echa de su habitación, o me insulta o me muerde o que sé yo qué más cosas. Porque en verdad quien ha aguantado todo eso he sido yo porque he querido, o quizás me lo merecía, no sé.
No sé qué he podido hacer tan mal para que me hagan sentir así, para estar tan sola con alguien que supuestamente me quiere. Para estar mal todos los días así y que nadie me apoye, que todo el mundo me sacrifice. Tampoco creo que lo haya hecho tan mal.....
Es que no entiendo cuál es el problema de hablar con alguien, de tener ganas de que alguien te escuche o te hable, de que no quieras estar sola las 24 horas del día, de querer hacer algo con él y que te diga siempre que no, que soy siempre la mala porque grito, y sí, soy la que más grita, porque no soporto que me traten como una mierda, ¿Por qué tengo que estar hecha polvo y él no? ¿Por qué me tengo que ir yo y no él? ¿Por qué nadie se ha puesto en mi puto lugar?

domingo, 16 de agosto de 2015

Butterflies

Autodestrucción es cuidar a las mariposas, 
escribir sin que te lean, 
leer sin que te escriban, 
sonreír llorando.

La última vez que te quiero, créeme

si hubiese sabido que aquel era el último abrazo nunca le habría soltado. 

jueves, 6 de agosto de 2015

Lost

Me enamoré. Me enamoré de él, de su sonrisa, porque me importaba una mierda lo que pasara si él estaba sonriendo. Me enamoré de su boca, de cada palabra. Me gustaba incluso cuando se metía en la cama enfadado, esperando que yo llegase y lo abrazara, y ojalá no hubiese dejado de abrazarlo nunca. Me enamoré joder, pero ya no me cuesta decirlo, porque me enamoré de sus ojos, ¿Y qué me importa que no sean de un color especial? Me enamoré de cuando me cogía fuerte por las noches porque decía que no quería que me fuera nunca, de cuando me apretaba porque solo yo sabía que era entonces cuando tenía que quererlo más que nunca. Me enamoré de lo listo que era y de las tonterías que decía a veces. De cuando me insultaba porque era así como él disfrazaba las palabras bonitas, y eso solo lo sabía yo. De sus abrazos, y aún, a veces, echo en falta alguno. De cuando hacía tonterías o de cuando yo no paraba de mirarlo quizás porque para mí, fuera como fuera, siempre estaba guapo. De eso me enamoré, de lo bueno y de lo malo. De sus ganas de estar conmigo, pero también de su orgullo, porque cuando creía que iba a perderme del todo, se lo tragaba, eso hacía. Que inocente, si era yo la que perdía el culo por él. Joder, me gustaba. Me gustaba cuando rodeaba su cuello con mis manos y él jugaba a estar a dos centímetros de mi boca sin besarme, solo para ver quien aguantaba más sin hacerlo. De sus prisas, de sus ganas de tenerlo siempre todo controlado, y de su carácter cuando le desmontaba sus planes. De lo nervioso que se ponía a la mínima. De como era capaz de calmarme. Me enamoré. Me enamoré de su risa por mucho que quisiera esconderla. Nunca se lo he dicho, pero aún hay veces que recuerdo su risa y la extraño, porque lo hacía muy pocas veces, y era tan bonita. Por eso y sus "te quiero", que tanto le cuesta decir, ¿Es que no lo entiendes? Me enamoré de como era, de como hacía lo mismo que todo el mundo y a la vez conseguía ser diferente, no sé. Su forma de quererme. Que él se creía que no me daba cuenta pero sé que me quería, por mucho que le doliera al final demostrármelo. Lo quería, con sus más y sus menos. Con sus idas y venidas, con su mal humor, con su facilidad intermitente de sus mensajes en los que me decía que me echaba de menos. De todas las conversaciones, incluso las que borré cuando acabó todo. De lo celoso que se ponía cuando me veía con otro. Nunca le entró en la cabeza que él era el único. De su voz, de su olor, que siempre aparece cada cierto tiempo para recordarme que sigo sin él. De cuando le daba por recordarme lo importante que era para él y de cuando me imitaba con voz ridícula para hacerme rabiar. De como se reía con todas las cosas cursis que le hacía, hasta de cuando escribía su nombre en mi agenda o un "te quiero" en su cuaderno. De cuando se metía conmigo y cómo me enfadaba para que él me pidiera perdón unas cuantas veces. Me gustaba su intento de cuidarme, porque me sentía protegida a su lado. De nuestros mil momentos, y bueno, de ellos sigo enamorada. Es que por gustar me gustaban hasta sus intentos de que no me fuera cuando me echaba de menos, y de las llamadas que no podíamos colgar, y por ello dormíamos juntos, aunque a 500 kilómetros, de su pelo encrespado cuando se lo dejaba crecer, de su voz en formato susurro cuando hablábamos por teléfono desde la cama y no quería que su madre lo escuchara, de como corría cuando llegaba tarde por mi culpa. De sus besos, aunque siempre quisiera más. Ahora ya es solo un recuerdo, pero es un recuerdo que prometí no olvidar. Duele ver como alguien que un día fue tu vida, deja de formar parte de ella, pero duele más ser la persona que decide que así sea. Él era la pieza perfecta de mi puzzle, pero después de un tiempo, comenzamos a ser dos puzzles diferentes. Pero cuanto lo echo de menos, y cuanto daría por volver a tenerlo a mi lado, por romper sus esquemas y convencerlo de que quizás, a mi lado, no se está tan mal.

lunes, 3 de agosto de 2015

The end

No paro de mirar el móvil cada 3 minutos. Esperando quizás que me hable, o quizás que me diga que me quiere y no quiere estar sin mí, como hizo ya algunas veces. Y realmente, tuve un mensaje, pero no decía nada de eso. Y ahora, sigo mirando el móvil, a ver si me dice que sí quiere estar conmigo, que sí me echa de menos. Pero en el fondo sé que no será así porque ya no es ni será como antes. Mi corazón sigue pensando que me quiere y mi cabeza me dice que no todo el rato, y no paro de mirar el móvil, pero no encuentro nada. 
Creo que intenté todo lo que pude y ahora sé que ya no puedo hacer nada más, que solo puedo intentar olvidarlo, si es que lo consigo. Si es que consigo dejar de llorar en algún minuto de mi tiempo. O dejar de recordarle por cualquier cosa.
No sé, no sé qué hacer, porque me he imaginado tantas veces un futuro juntos que ahora no puedo imaginarme otro distinto, y no sé cómo seguir mi vida ahora, tan vacía y tan sola.
He entregado mi vida a una persona y me he quedado sin nada, sin nadie...
Solo quiero olvidarme de él, si es que algún día lo consigo, porque aún no acabo de creérmelo...

.

¿Necesito algo más para terminar de olvidarme?

'Goodbye my lover'

domingo, 2 de agosto de 2015

...

la culpa es de la nostalgia y su única intención de herirme
de qué sirve irme... si al cerrar los ojos apareces

sábado, 1 de agosto de 2015

-

cuéntame como sienta que no te presten atención
que sentiste al ver que sus te quiero son vacíos
bueno, eso cuando se acordaba de decírtelos

viernes, 31 de julio de 2015

Goodbye

se dijeron adiós tantas veces, que la última vez que se despidieron ella estaba segura de que esa no sería la última vez.
hasta que lo fue.

I WANT U TO STAY

no quiere que te quedes, pero no deja que te vayas.
y te quedas en esa zona en la que ni puedes ser nada, ni puedes dejar de serlo.

domingo, 26 de julio de 2015

Amáchesme?

Nunca sabes cuando puedes volver a estar rota. O cuando los recuerdos nos inundan la mente entre noches vacías y lágrimas en la almohada. Nunca sabes cuando tus recuerdos pesan más que tu presente, o cuando el presente se fusiona con los recuerdos del pasado.
Ha pasado tanto tiempo desde que no escribo que a veces me he preguntado por que no lo podía hacer, aunque, ahora ya me acuerdo, dolor, obligación y resignación. Y ese dolor no era mío, sino de personas que leían lo que yo escribía. Ahora es como: "Quiero escribir, y tú no me lo vas a impedir, ni siquiera cien como tú!" 
Y es lo que tiene ser libre, que no estoy atada a nada ni a nadie. Ni siquiera tengo remordimientos si alguien ve mi blog. Porque es mi vida, y nadie manda en ella más que yo. 
No sabéis lo que me salva desahogarme. Y es que no tenéis ni idea de lo que haría por poder desahogarme cada día con alguien, pero no con un amigo o alguien conocido, sino con alguien que tan solo escuchase, que no se fuera cuando más lo necesito; y por eso tengo el blog, porque es lo más parecido que hay a esa persona inexistente.
Tengo tantas ganas de que pase todo esto y volver a ser la de antes... Que no me hagan daño y que luchen por mí, ¿por qué, si se supone que me quiere, no lucha por mí? Llevo tantas horas llorando preguntándomelo y preguntándoselo sin obtener ningún tipo de respuesta que en lo único que puedo pensar es en escribir.
Que se supone que me quiere y me deja tirada aquí llorando. Para otros es más fácil dormir. Y ojalá tuviera su suerte. Ojalá puediera acabar con todo esto de una vez y olvidarme porque sé que no merece la pena y sé que todo el daño que me ha hecho hasta ahora no compensa ningún rato bueno que hayamos tenido. Ojalá no fuera gilipollas y ojalá no estuviera detrás de alguien que me humilla. Pero es lo que pasa cuando estás enamorado, que te dejas humillar. Dejas que te rompa en pedazos hasta el último trozo de tu corazón e intentas hacerte fuerte por fuera, como si de verdad estuvieras bien. Y piensas, ¿Cómo alguien que te quiere puede dormir sabiendo que tú estás así?
¿Cómo alguien que te tiene cariño puede ver como te rompes y seguir machacándote y dejando que te arrastres?, pero sigues arrastrándote, y él, ignorándote. Burra.
Tonta, tonta, tonta. Quien quiere te lo demuestra. Y no solo eso, sino que lucha por ti, se arrastra si es necesario. Porque eso es el amor, una gilipollez, pero una gilipollez muy bonita. Y si realmente no lo hizo y no lo va a hacer...tonta, a quien quieres engañar, sabes que no te ama.


miércoles, 1 de abril de 2015

Si te quiere volverá a por ti...

Rota

Tú has roto esta relación. TÚ. TÚ. TÚ. Y tú. Tú decidiste pasar de mi, colgarme, olvidarme. Tú decidiste que no merecía la pena hablarme, convencerme o hacerme cambiar de opinión. Tú decidiste jugar en la peor etapa que hemos tenido. Tú decidiste ignorarme, tratarme como basura y esto es lo que recoges. 
Enhorabuena. Tienes buen elo en el lol.
Antes venías tantas veces como hiciesen falta para estar conmigo. Ahora juegas al lol.
Ni me valoras ni me valoraste entonces.

domingo, 29 de marzo de 2015

Anulada

No le gustaba su risa, tampoco sus hobbies ni sus gustos. No le gustaba la música aunque fuera una buena canción ni tampoco que a ella le gustase. A ella le gustaba cantar pero eso a él le molestaba. A ella le decían que tenía una fuerte creatividad pero él decía que no. Se le acabaron los sueños y las esperanzas con él, dejó de hacer todo lo que le gustaba por él. Dejó a su familia e incluso sus amigos. Pero él seguía sin gustarle sus gestos, ideas o lo que no tuviesen que ver con él. Seguía odiando que hablase con alguien que no fuera él o incluso su forma de vestir. No le gustaba nada de ella y se lo hacía saber. No le gustaba que se maquillase o se arreglase el pelo, decía que estaba fea. Decía que no era simpática, y que si se lo decía alguien mentía. No quería que nadie la apreciara, quería tenerla sola para él, en su casa, con sus cosas y a su mando, y cuando no hiciese algo que no le gustase estaría a su merced. La amenazaría con irse o simplemente le haría el vacío. O sus normas o se quedaría sola. Ella lloraba pero él tenía la razón, las normas y el mando. Ella lloraba  pero a él lo único que le importaba era su ordenador.

El día menos pensado se fue. Y, lo logró, volvió a ser feliz.

sábado, 7 de marzo de 2015

...

Y me humillas y me humillas y una y otra vez. ¿Qué he hecho yo para merecer esto de ti?

viernes, 6 de marzo de 2015

People help the people

Hoy se le ha vuelto a ir la mano. Se ha puesto demasiado nervioso y ha vuelto a pasar. Hoy no ha parado de decirme que me callase, pero odio que me hagan callar cuando me están poniendo nerviosa, cuando me hablan mal o cuando me insultan o no me valoran. O cuando me dice que soy menos que él, o cuando en vez de reconocer que me ha hecho daño daño cogiéndome del cuello dice que no lo ha hecho. Cuando se miente a sí mismo y a los demás. Cuando saca las cosas de contexto o cuando sale llorando echándome a mí la culpa.
Y yo me las llevo. Porque es normal que me traten así, me tengo que acostumbrar, o sino que denuncie, me dicen, aunque no va a servir de nada, que "no tengo marcas". Que tengo yo la culpa, me dicen. Y que trato mal a la gente. Suena irónico, hoy en clase me han dicho que cómo puedo ser tan simpática. Y con él solo me sale todo lo malo. Gilipollas, repelente e hipócrita. Eso me ha dicho. No se ha parado en pensar si me ha hecho daño, qué va, he mentido yo, soy yo la mala de la película, como siempre. Nadie le ha dicho nada por levantarme la mano, ni él mismo porque no es capaz de saber cuando ha hecho una cosa mal. Prefiere sentirse bien haciéndolo mal pensando que no ha hecho nada. Me echa de su habitación y no me permite hacer nada que quiera yo. Porque la casa es suya, el ordenador es suyo, y la habitación es suya. Pero eso no me lo dijo cuando tuve que venir. Promesas incumplidas, ya se sabe. Pero ojo, la mentirosa soy yo. Que me ha cogido del cuello pero no me ha hecho daño. Que me ha pegado días atrás un puñetazo en el brazo y hoy tengo un moratón, pero habrán sido imaginaciones mías. Se ve que cambió el hábito de darse puñetazos a dármelos a mí. O de ser cariñoso por el ser borde, antipático, pesimista, e incluso es el más capaz de sacar lo peor de mí. Ni me veo un futuro con él ni él tampoco. Y yo he tirado su corazón al suelo. Para qué quiero algo de alguien con el que no voy a estar. Para qué quiero que alguien me chupe la energía día tras día y me haga no ser yo. Anular como persona, creo que se llama. Anulada porque el me pone entre la espada y la pared: aceptas esto o te vas. Pero yo soy la que va buscando irme, la que quiero irme, la que insulto y demás. Nunca ha pensado que el problema quizás lo tiene él. Soy mejor que tú, soy más inteligente que tú. En su día se las intentaba devolver pero ya no, porque así al menos no me pueden culpar de algo que no he hecho. Como siempre hacía. Aunque ahora me dice que yo tengo la culpa por haber empezado. La cuestión es echarme la mierda a mí. O echarme de la habitación porque soy la última mierda y ponerse a jugar con sus amigos. Porque él tiene muuuuuchos amigos, y no depende nada de mí. No me obligaba desde principio de curso a ir con él en los descansos, o a dejar de hablar por whatsapp, o a dejar de hablar con algún chico. Pero yo me pongo TRISTE un puto día de mi vida en el que estamos mal y agrega a su exnovia y me llaman celosa desde aquello, la única vez que lo fui. Celosa, posesiva y no sé que rollos para excusarse. Como si yo fuera igual que él. Parece que quiera que sea igual para sentirme igual de mierda que él lo hace, y no se da cuenta que yo no soy así, que no soy una mierda de persona.

sábado, 28 de febrero de 2015

Cuando te conozcan no tendré que estar yo para decirte lo mierda de persona que eres.

:3

Tus amenazas de pegarme solo demestra la gran persona que eres.

Let me be free

Libérame de aquí. Es un mensaje de socorro, es un mensaje de que necesito ayuda, es un mensaje de que no puedo más.
Libérame de aquí. Ayúdame a salir, a olvidar todo esto y empezar otra vez, ayúdame a comenzar de nuevo.
Libérame. Hazme ser yo, hazme no volver a enamorarme, hazme sentirme segura.
Déjame ser libre.

viernes, 27 de febrero de 2015

Déjame morir.

Lo que se siembra, se recoge.

Despues de la tormenta, siempre vuelve el sol.
Estoy derrotada. Ya han sido tantas veces que creo que no siento nada. Ni tristeza, pena, dolor o amor. He llorado tantas veces por tener una relación insana que el tener la que más me ha consumido es como abrir cicatrices que algún día no cicatrizaron bien. Estoy tan cansada de darlo todo de mí y no recibir nada de nadie, ni cariño ni tampoco amor. Que yo pienso en los demás y los demás en sí mismos. Nadie le ha importado como me siento ni tampoco cuando lo hemos dejado. ¿Y me voy a sentir yo mal por alguien que no me quiere? Me tengo que sentir bien cuando me tratan como si fuese una mierda y hacer oídos sordos. Porque si les dices las verdades a la cara se molestan. Si les dices que te han destrozado tu vida prometiéndote una vida que en verdad nunca sería tuya, se molestan, se irritan y se van. Se van como cobardes que son, porque no te saben decir a la cara que no han tenido los santos cojones de hacerte feliz como habían prometido. O de cumplir sus promesas, o de admitir que les has tratado demasiado bien para lo que han hecho ellos por ti. Por qué lo iban a admitir, si son iguales, solo piensan en su puto culo. Que mas da, lo importante es ponerte al ordenador y jugar, que mas da tu novia (o tu exnovia, en este caso), que mas da que lo pase mal por una promesa incumplida, si ahora ya puedes hacer con ella lo que quieras, ya has destrozado su vida, pedazo de cabrón, ¿Ya te has llenado como persona? ¿O estás demasiado ocupando jugando al LOL con los amigos que no tienes? Quizás cuando realmente te falte te acordarás de tu actitud y de cómo la has tratado como una mierda. Quizás te acuerdes cuando te daba una colleja y tú se la devolvías 3 veces más fuerte, cuando le pegabas puñetazos por tener celos de alguien sin una puta razón, cuando te enfurecías y la empujabas contra una puerta, o le pegabas una patada para apartarla cuando yacía llorando en el suelo haciendo sus maletas, que querías que se fuera pero que no metiese la ropa delante de ti, porque tenías que humillarla, que lo hiciese fuera de la habitación, como la basura que es.
Que te pongas loco y me digas de todo, que no tengas un ápice de arrepentimiento pero que cuando te lo hacen a ti (con razones), te haces la víctima, el pobrecito, y el que tiene la razón. Nunca admites que no tienes razón, aunque quizás lo hagas cuando te des cuenta de lo mierda que eres, que cuanto más humillas a los demás, en más mierda te conviertes, porque es lo que eres, (ahora vete a decirle a tu madre como te pongo, porque se nota que eres una víctima, oh, sí), eres una mierda de persona.

viernes, 23 de enero de 2015

Pégame un tiro

Capítulo 1 - Pesadilla

Mi cuerpo, mi mente y mis sentimientos habían dejado de ser míos. Mis ganas de escapar se habían rendido a un sentimiento de pasividad y mis ganas de vivir se habían convertido en la búsqueda de la muerte.
Había buscado tantas veces la forma de salir, que sabía perfectamente los pasos que debía de dar, los centímetros exactos que debía recorrer para llegar a esa puerta. En un principio intenté abrirla o romperla, pero aunque hubiese usado todas mis fuerzas, esa puerta de metal cristalizado no se abriría. Cada día me levantaba del suelo y lo primero que hacía era intentarlo, aunque ya no me quedaran fuerzas ni tampoco aplomo.
Había olvidado la luz y mis ojos se acostumbraron a la fría oscuridad, me acordé de cuando no veía nada y cuando empecé a ver siluetas, formas, colores e incluso una pequeña luz en los objetos.
No encontraba mi voz, me olvidé de ella, y tras unos cuantos palitos dibujados en la pared, también perdí mis pensamientos.
Había perdido la cuenta de cuantos días llevaba allí, tan solo dormía, intentando irme a otra realidad que no fuera la mía, mis sueños se convertían en esa realidad. Y tan solo por eso vivía.
Mis sentidos eran distintos. Pasé de ver a no ver. De sentir, de palpar, de escuchar cualquier ruido por pequeño que fuese, de oler, y de volver a ver.
Sabía que pasaba un día porque todos los días a una hora determinada se oía un chasquido y de un pequeño agujero en el medio del techo empezaba a salir muchísima agua, a veces fría y otras veces muy caliente, me recordaba a la lluvia, y a que existía un mundo fuera.
Mi pelo había llevado un lento proceso cambio del rojo al gris, mis puntas naranjas me llegaban por la rodilla y lo que antes fuera liso se había convertido en algo difícil de tocar.
Veía mis venas y mis huesos se empezaban a entrever detrás de la piel. Todos los días comía lo mismo. Se abría un agujero en la pared y salía un plato de pasta a la carbonara con una manzana, un vaso con agua, y una lata de Coca cola medio vacía. A veces se abría dos veces seguidas y me traía dos platos así, y había días que esa especie de agujero no se abría. Sabía que había sido mi plato preferido alguna vez, pero lo que más sabía es que ahora lo odiaba con todas mis fuerzas. Aún así no le encontraba sentido a la Coca cola ni a la manzana. Llegué a pensar que le había robado una Coca cola a alguien y por ello me hacía esto, no le encontraba otra explicación. Al cabo del tiempo sé que me acabé cansando y dejé de pensar en por qué estaba allí y que qué había hecho.
Había examinado la habitación en la que me encontraba y sabía que era cuadrada, de unos 5 metros cuadrados, con una puerta en un lado, la especie de ventanita de la comida en otro, y una cama pequeña con un gran oso de peluche en una de las esquinas. Las paredes eran de madera y el suelo tenía baldosas negras y blancas, como un tablero de ajedrez.
Había intentado gritar, romper platos, pegar a la puerta, seguir gritando… Pero lo único que conseguí es que me cambiasen los platos normales a platos de plástico.
Había contado los palitos de la pared y sabía que llevaba más de cinco años, pero dejé de contar.

Me había rendido por completo a lo que pasaría después y no tenía fuerzas para nada, ni siquiera para despertarme de esa pesadilla.