miércoles, 24 de mayo de 2017

Soulmates

Qué bonito fue aquel día.
Llegaste tarde y con prisas, estabas nervioso y yo tan temblorosa que no sabía qué hacer.
Qué bonito fue ver esos primeros gestos tuyos, cuando te apartaste el pelo de la cara y te fuiste directo hacia mí.

Me abrazaste tan fuerte que me hizo temblar todo el cuerpo, sentir que no quería que se terminase nunca, tu cuerpo contra el mío, tu piel, tu calor.

Te separaste de mí y me miraste, con esos ojos azules escondidos detrás de unos cristales, pero eran tan bonitos que no pude aguantarte la mirada. Y después... después me besaste.

Te cogí la mano, seguía tan nerviosa... un escalofrío recorría todo mi cuerpo, no sabía qué me pasaba o qué empezaba a sentir pero era diferente a todo lo demás, era más, mucho más.

No pude negármelo. Algo dentro de mí me decía que tenía que conocerte, pero cómo saber que éste sentimiento hubiera podido ser tan fuerte, tan.... ¿Real?

Y lo sentí. Sentí los pedacitos del corazón volviendo a juntarse, las mariposas en el estómago, la felicidad al darte un beso, me embobé al mirarte, te admiré por cada manera de ser tuya, por tu inteligencia y control, pero también por tu paciencia, gemí cuando me hiciste el amor y reí cuando hacías tus típicas tonterías... tan solo quiero que vuelva ese día... me enamoré perdidamente de ti, Pablo.