Volví a pensar, y a soñar y a imaginar algo que no pasaría.
Volví a darme esperanzas cuando no las había y volví a darme contra una pared.
Me volví a hacer daño. Como si eso le importara a alguien.
Volví a sentir, volví a sufrir, volví a llorar.
Pero como si eso le importara a alguien.
Volví a esperar algo que no ocurriría mientras él me veía llorar en su almohada.
Volví a mirarlo intentando contener las ganas de darle un beso.
Y volví a pensar en él, y volví a echarlo de menos.
Y me enamoré.
Y lloré porque sabía que lo perdía. Esa ilusión creada en mi cabeza finalizaba.
Y lloré porque solo sufría.
Y lloré porque nunca me quiso.
Y lloré cuando decía que lo amaba y para él eran palabras vacías.
Y sentí cada puta palabra como si fuera la última, siempre con el temor a que llegase ese día. Ese día, el final.
Y llegaste.