martes, 21 de octubre de 2014
A veces no te esperas que las cosas salgan mal, ni sentirte defraudado, ni tampoco humillado. Nunca esperas que la persona que más te quiere sea la que más te hunda en el suelo. Nadie te dice que la persona que te quiere más que a su propia vida pueda cargarse 6 meses sin remordimientos, sin tener en cuenta tus sentimientos, tus lágrimas, o la relación. Intento luchar por algo que siempre quise y no me quedan ni esfuerzos, ni lágrimas ni ganas de llorar. Me he precipitado a un precipicio sin salida y ahora me arrepiento, llena de tristeza, llena de dolor. Llena de melancolía y con el corazón roto. Con ganas de morirme y de mandar todo a la mierda. De no aguantar más celos, más hostias, más tonterías. Y no los aguanto. Lo he intentado una y otra y otra y otra vez. He intentado no sacar mi mierda de carácter para no joderla pero mis intentos no han servido para nada, no he podido controlarme, no he podido no darle sentido a tus palabras. Quedarme obcecada en no saber que decir porque todos los enfados han sido puras tonterías. Y como no he sabido qué decir no he tenido más remedio que enfadarme y comerme el chaparrón. Comerme la mierda tuya sin más preámbulos. Que me digas que es mi culpa y no me des ni una sola razón. Que por saludar a un chico ya me llamas puta, te los follas a todos y un largo etcétera que no tengo que aguantar por muy celoso que seas y por lo mucho que te joda que hable con personas que no son tú. Y no lo aguanto. No es algo que no quiera arreglar, es algo que no puedo.
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